Hace un tiempo conocimos a Griselda y a Raúl.
Sus ojos tenían ese brillo que siempre buscamos en las familias que ayudamos. Y no nos equivocamos.
Tienen tantas ganas de salir adelante que es contagioso. De a poco nos fuimos conociendo y formando una amistad que es el regalo más lindo que recibimos los que trabajamos en la Fundación.
Hace un par de meses pudimos comprar una bloquera y ya Raúl está trabajando y vendiendo sus primeros bloques.
Y ayer, cumplimos su segundo sueño. Gracias a nuestros donantes, pudimos entregarle una máquina de coser industrial para Griselda para que pueda seguir mejorando lo que hacen ahora y creando nuevos productos.
Paso a paso, con la mirada siempre puesta en el trabajo y la dignidad de la gente, seguimos avanzando.
¡¡GRACIAS ENORME A TODOS LOS DONANTES!!
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